sábado, 1 de diciembre de 2012

Mis prejuicios: El flamenco


Cuando uno lleva media vida aceptando de buen grado los prejuicios de los demás contra los tebeos, la música clásica, la animación japonesa o Francia en general, puede llegar el momento de una pequeña revancha, mostrando mis pequeñas manías personales, pero, a diferencia de otros, sin confundirlas nunca con opiniones fundadas.

Por ejemplo, siempre me ha dado algo de grima el cante jondo (con la excepción de Lole Montoya, que le gusta incluso a Tarantino). Como de lo que se trata aquí es de intentar desmontar mis propios engranajes, puedo avanzar varias teorías: quizá me fastidien en el fondo las expresiones viscerales ásperas y rocosas; tal vez mi esnobismo europeísta y blanco recule ante el sustrato magrebí de nuestra península; puede ser que lo vea como el emblema estereotipado de una España profunda anclada en el pasado.

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