domingo, 2 de diciembre de 2012

Mis prejuicios: El cine doblado

 

Lo guay solía ser la versión original, pero ahora lo más guay que lo guay (lo que se llama “políticamente incorrecto”) es defender las viejas virtudes del doblaje, oponiendo argumentos de acero como que en el fondo todas las películas están dobladas, sobre todo las italianas, las coproducciones de los 60 y las de dibujos, y que eso de la “versión original” es otra entelequia más.

Quizá acierten, pero la voz original de los actores me importa básicamente un pito; lo que me importa es el cine como una ventana a otro mundo, un viaje sin casi moverse del sitio, y que de paso he aprendido un par de idiomas y absorbido rudimentos de otro par. Por no hablar de que las traducciones de diálogos hechas en función de los movimientos de la boca salen demasiado oblicuas para mi gusto.

 

No hay comentarios: