lunes, 5 de julio de 2010

Six men getting sick 1966


La idea de la película como un cuadro en movimiento, la idea del bucle eterno precursora de la videoinstalación, ese diseño que va surgiendo poco a poco, acumulando detalles. Es gracioso que Lynch comience con una pieza de un minuto a la que nadie buscará significado, una animación casi abstracta cuyos únicos elementos figurativos son hombres, sangre y vómitos. Más curioso aún es lo hipnótico que resulta, haciendo posible verlo no ya seis veces seguidas como en el DVD, sino muchas más, dados los extraños detalles que van surgiendo (esas palabras superpuestas, la llama que lame una esquina de la imagen, el flash de color rojo, los números). Imaginar a un David Lynch habitual de las galerías de arte, alejado del glamour que dan las pantallas y las alfombras rojas, sería la gran ilusión de algunos detractores, pero afortunadamente no fue así. Con el tiempo, David cambiaría el expresionismo abstracto por una versión perversa de Edward Hopper y el pop art.

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