sábado, 19 de diciembre de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo L)


Vera y Bungle llevan unos días viviendo en una casa ocupada por jóvenes rebeldes de vida alternativa que no se escandalizan ante la evidente relación amorosa de ambos, o al menos fingen no escandalizarse en presencia de ellos. Una noche, un visitante rompe su idílica rutina. Vera contempla sin miedo el rostro negro de su ex amante y fascinador, Papa Vendredi. Este le pregunta por qué no cumplió su venganza, más por el efecto melodramático que por no conocer la razón de esta desobediencia. Analizándose a sí mismo, Papa Vendredi se da cuenta de que toda su magia, todo su jazz y todo su existencialismo nunca le han proporcionado lo que comparten esta chica y su chimpancé. Incluso hace varios días una tierna adolescente declinó sus favores, primera vez en treinta años que algo parecido sucedía. Las Potencias Superiores deben de estar riéndose de él más que nunca. Tras despedirse de la feliz pareja, Papa decide continuar con su proyecto de venganza, localizando al hombre a quien debe interrogar a bordo de un avión donde a veces puede escucharse un misterioso maullar de gatos...

Nada más penetrar en su sancta sanctorum, Monseñor de Soto siente un cañón en su nuca. Franz no quiere vacilar. No quiere perder tiempo con discursitos, con la historia de su vida, con cómo la adhesión a la causa de Bertrand, quien le salvó la vida, le orientó hacia modalidades más constructivas del mal pero le robó la simple alegría vital de ser un psicópata. No quiere admitir en voz alta que no soporta ver a mujeres embarazadas siendo objeto de humillaciones sexuales. A medio conjuro de de Soto, Franz aprieta el gatillo. Atraído por la detonación, un contingente de la Milicia Arácnida irrumpe en la cámara. Puede que Franz sobreviva, puede que no. Qué le importa, mientras corra la sangre de alguien.

A la par que Monseñor pierde la vida, el falso Tanner, que copula felizmente con Berta, se disuelve lentamente en un fluido verdoso que se evapora a continuación. Berta llora desconsolada. Siente que ha perdido algo irrecuperable. Ya se dará cuenta de que algo, una porción, de su amante permanecerá siempre en su interior, incluso después de su muerte.

En Raratonga, Dios viste de smoking blanco y pajarita, y se representa por primera vez “El rey Lear” con un reparto compuesto íntegramente de orangutanes. Hay ambiente de fiesta por las calles. Dios y Gretchen se casan, y el hijo de Irina está a punto de nacer.

(Continuará)

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