sábado, 26 de septiembre de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXXVIII)


En las mazmorras del Santuario de Soto, el verdadero inspector Tanner inicia sus confesiones bajo la brutal presión de un desquiciado Boris, que ha vuelto a revivir todos sus traumas. Ada, dice, lo sedujo, anuló su voluntad con sexo salvaje y drogas duras, le convenció de que en la familia Valli anidaba el demonio y de que la humanidad entera corría peligro si ellos no actuaban. No se trataba de un plan descabellado en una época en que la gente creía en el Triángulo de las Bermudas y en la influencia maléfica de las manchas solares, por no hablar del reciente estreno de “La profecía”. Espiando a Eva, la señora Valli, comprobaron que, en efecto, llevaba la imagen de Satán tatuada en torno al ombligo, y que extrañas sombras acudían a su llamada durante su supuesto período de luto por la muerte de su marido, Bertrand, decapitado en El Cairo por las aspas de un helicóptero.

No muy lejos de las mazmorras, Franz halla al Arlequín fugitivo agonizando sobre el damero dorado de las baldosas. Tras la máscara no se halla otra que Noëlle. Aterrorizada, ella murmura: “me hice... de ellos... para librarme de ti... y de lo que vi aquella noche... y luego ni siquiera eres de los nuestros... déjame ver tu tatuaje...” Pero un certero disparo le hace callar para siempre, y de todas maneras Franz ya no es el mismo que fue entonces.

En la finca de Geller Bach en Arcadia, bajo la atenta vigilancia de la Milicia Arácnida, Tobías aprende a besar a Ada. Nada le ha gustado tanto en su vida hasta entonces.

Mientras compone su ópera “Bárbara entre las llamas” (su violador la prendió fuego una vez satisfecho), Pedro Arteaga se da cuenta: el Niño con Peluca domina el mundo. Y en su sonrisa hay algo inconfundiblemente perverso...

En el Castillo de Mármol, Pamela, delirando de hambre y sufrimiento, ve visiones, imagina que un hombre negro le tiende la mano, le ofrece su ayuda. Las ratas del Castillo se apiñan bajo la alcoba del Andrógino, y en los pasillos se fragua la rebelión. Tanto el tirano como su supuesta concubina, Pamela, serán ejecutados al amanecer, como sacrificio que palíe los males del reino.

(Continuará)

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