viernes, 31 de julio de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXX)


Para que el mundo continúe, es necesario el sacrificio de la belleza. Así habla el Andrógino, en la Alcoba del Lis y el Loto del Castillo de Mármol. Nuestra tierra muere, dice él/ella. Sus dos soles apenas lucen, las tierras apenas mantienen árboles torcidos cuyos frutos arrugados desagradan al paladar. Los úteros de las madres tan sólo dan vida a seres infames y estériles. Yo soy, dice el Andrógino, el último ser bello sobre este mundo... hasta que llegaste tú (refiriéndose a Pamela). El señor del castillo ha perdido el juicio, susurran los deformes sirvientes; la extranjera le perturba, dicen que le obsesiona, pero su única reacción es pasar noches en vela, intentando copular consigo mismo. Al amanecer, hace conducir a siete muchachos y siete muchachas del poblado a la torre más alta del castillo. Nadie sabe lo que sucede allí, pero a veces brota sangre de las junturas entre las piedras, mancillando brevemente la pureza del mármol. La extranjera debe morir, todo sea por el bienestar y la salud mental del reino.

Todo esto lo sueña Papa Vendredi una noche, acampado entre la nieve. Extraños ojos relampaguean más allá de la hoguera, pero Papa Vendredi sueña tranquilo con la mazmorra, con Ops, el ser gelatinoso, que aprende por primera vez, gracias a la sugestión de Takeshi, su habilidad para fluir debajo de la puerta y acceder a las llaves.

Desde un tejado de Ciudad Centro, por la noche, Foxy, la gata de Malou, observa el paso del Arlequín, la larga sombra que éste proyecta a lo largo de la fachada neoclásica del Consistorio. Siguiéndolo, de tejado en tejado, lo ve penetrar en el portal art déco del Santuario de Soto. Por allí también merodeaba Fritz, el gato de Tobías, de modo que Foxy es desviada de sus pesquisas por este encuentro que tantas repercusiones tendrá sobre nuestra historia.

En otro lugar, un Pedro Arteaga desquiciado y desmadejado escribe con su propia sangre varios compases inmortales del Niño con Peluca. Llegado al segundo movimiento de la obra, Pedro pierde el conocimiento, y una vecina que le ha oído caer llama a Urgencias.

En el sótano del Doctor Misterio, un extraño arrebato de Bungle le hace liberar a Vera de sus ataduras. Inmediatamente, Vera se abalanza hacia él con furia homicida, pero el ataque es eludido. Tomando una hoja de papel y un bolígrafo, Bungle escribe y muestra a Vera esta frase: “Con lo dulce que eras antes. ¿Cómo has cambiado tanto?”

(Continuará)

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