viernes, 24 de julio de 2009

Flashback: Loco por tus huesos (Capítulo XXIX)


Saliendo de su cuarto de baño, de donde también surgen un humo purpúreo y dos velocísimas e indistinguibles pequeñas criaturas a ras de suelo, Jason Michael se encuentra cara a cara con los cañones de una recortada, y, más allá, con la mirada iracunda de Irina, a quien Jason, naturalmente, no conoce. Al fondo, Orlando se ha calzado unas gafas negras para disimular la vergüenza que le produce aparecer en una casa extraña caracterizado de irrisorio Rambo, cananas cruzadas sobre camisa hawaiana, pantalones de camuflaje y pistola en cada mano. Al aparecer en la puerta Dios, lloroso, con una marca de bofetada en la cara, Orlando, fiel al papel que le ha otorgado su mentora Irina, lo deja K.O. de un culatazo. Irina trata de hablar, pero el resultado es estentóreo y gutural, originando en Jason escalofríos que ni él mismo sabe explicarse.

Presa de su furor poético y espoleada por los efectos positivos de la droga, que también los tiene, Carla se convierte en la mejor prostituta de Flowers, a la par que en una literata consumada que casi tiene lleno su primer bloc promocional y ya ha sustraído, no sin riesgo y apuro, el segundo en el cual seguirá garrapateando. Flowers, por su parte, comienza a quedarse horas y horas mirando y observando a su nueva chica, incluso en el curso de su faena. Ramón, que sólo habla por el bien de su jefe, dice a Flowers que semejante obsesión es indigna de un hombre de negocios de su categoría, pero sus preocupaciones son recompensadas, injustamente, con un azote de fusta que deja su cara marcada. Si no fuera porque Flowers paga el colegio a sus dos hijos pequeños...

En la comisaría, el falso inspector Tanner se halla visiblemente alterado y muestra dificultades para mantener la compostura. Llegado allí para declarar, Boris recibe de Malou una inverosímil noticia: pruenbas de última hora lo señalan como principal sospechoso de los Crímenes del Arlequín, y por tanto es arrestado en nombre de la ley.

(Continuará)

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