jueves, 24 de julio de 2008

10 usos del lenguaje que me repatean un tanto


1 – “La” como complemento indirecto (inevitable en la región donde vivo).

2 – “Incierto” como sinónimo de “falso” (por cortesía del señor Felipe González).

3 – “Inseguridad” como sinónimo de “peligrosidad” (el diccionario la define como “ausencia de seguridad”, con lo cual, para mi rabia, parecen ampararse todas las acepciones).

4 – “Adolecer” como “carecer de” (visto en afirmaciones como “era una película que adolecía de ritmo”, se ve que el ritmo es algo intrínsecamente negativo para el cine. Quizá fuera Tarkovski el que lo dijo).

5 – Usar el “de que” sin ton ni son (se ve que, o te pasas, o no llegas, que primero te saltas todos los “de” y luego los pones hasta en el puchero).

6 – Neologismos deportivos como “entreno” o “rechace” (innovaciones que entran directamente en vena al aparecer en la única información que el público sigue de verdad).

7 – Falsos extranjerismos como “puenting” (dejando al margen el spanglish, ¿un gerundio o participio presente construido a partir de un nombre? Mmm...)

8 – Grafías finolis y pedantes como “asechanza” o “exorcisar” (que, creo, debemos al señor Cela, a quien parecían horrorizar dos sonidos “zeta” en la misma palabra pero no mostraba tanta delicadeza en otros contextos).

9 – El invento de la palabra “espirar”, creyendo que “expirar” equivale a “morir” (cuando “expirar” siempre fue exhalar el aliento, y, mediante una figura literaria que ahora no me viene a la cabeza, vino a asociarse, pronunciado con el debido énfasis lúgubre, con “exhalar el último aliento”)

10 – Femeninos postizos como “jueza” o “médica” (tema que daría para toda una entrada que culminaría con mis propuestas más innovadoras para lograr la igualdad de los sexos a través de la lengua: “deportisto”, “periodisto”, o, en una gran muestra de talante polisémico, “socialisto”).

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